jueves, 1 de mayo de 2014

Relato extraviado


Brrrr!! Bang!!Eléctrica me atraviesa desde la frente a los pies. 
Mi vida está al filo del precipicio.
Al borde de la muerte me veo nacer. Veo a mi madre acercarme a sus pechos. Sigo Cayendo. 
Veo a la escuela, mis amigos, los asados en el club..."hace mucho que no me juego un picadito". 
Tan fríos resultaron mis pensamientos sobre el final de mis días, mis últimos días. 
Mabel ¿que diría Mabel? "Hay Samuel, no cambias más...siempre un iceberg; estas cayendo, estas al borde de la muerte y en que pensas: en FUTBOL"
Pobre Mabel ¿si supiera?
Sigo cayendo. Veo a mi último jefe, al único que alguna vez obedecí. Aquel que me contrató solo porque llevaba corbata, la que compre en "La Favorita". "Es de buena familia, de cortés, por lo menos es lo que me dice su corbata, joven", me dijo Don Omar, delante de mis amigos bolivianos que refunfuñaban, "este no sabe ni preparar la mezcla".
La empresa va bien, no me puedo quejar: algún baño roto, una casa quinta en La Picada, la obra del municipio.
Sigo cayendo. PUM!!
El golpe resuena estrepitosamente sobre la tierra. Siento un liquido caliente vertiéndose en mi cabeza...
"!Sami! !Sami! despertate che, que juega ñuls", escucho la voz de Mabel, la dulce Mabel.
Abro los ojos despacio, tanteando al aire llevo el mate a mi boca y en cada chupón que le daba al mate amargo siento el amor de sus labios.
Termino el mate, se lo devuelvo y al sentir las yemas de sus dedos la energía fluye sobre mi.
Levanto mis ojos, clavo la mirada en su cara y digo bostezando: 
"Esta fría negrita, pone la pava que ya empieza el partido"

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