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La pelota rueda rotunda y mansa, sin sobresaltos; pero allí viene toda la tropa sedienta, queriendo poseer lo que en este momento me pertenece: la visión integral del juego, la rienda suelta hacia los laterales, para que los defensores jueguen, para que pasen al ataque: porque solo cortar el juego a nadie satisface...menos a mí, que soy quien organiza el hambre de gol...la paro de pechito y la cedo suavemente para que el cabeza defina...!Uhhhhhh!!!, el grito contenido del gol bastardo no reconocido, por culpa de ese travesero maldito...Las calles de la ciudad te aploman, sobre todo a la siesta cuando el pueblo marcha al potrero a ver jugar a sus pibes..."Tocala, eso, bien, por ahí, cambiala de frente, dale...dale" !Goooooool!!!! los gritos de euforia campeona se mezclan con los del dolor, la carne huele a podrido: infecciones urinarias, enficemas y neuralgias, por culpa de un vicio delator que camina la cancha, en busca de parar el partido. Pero nada de eso me afecta: yo fuí "el 10" de todos los torneos de barrio, creçi tirandome de cabeza en el charco, ataje mil bolos embarrados...Por lo tanto, ni el "gigante" de arroyito, ni el "monumental", me intimidan...retomando su camino fluye como flotando por encima de la linea de cal que marca el lateral derecho, "La pelota no se mancha" dijo El Diego, y recuerdo a mi familia resignada, vencida ante sus constantes embestidas palabras, queriendome convencer de que no valla mas al potrero.