miércoles, 30 de abril de 2014

Carta a mis amigas de Paraná

Solo las féminas ven nuestro ser. Quien puede ser madre, o quien no, no es eso lo que importa, solo que tienen el mágico poder universal de saber quienes somos cada uno, cada una.
Desde ustedes, desde esta carta, quiero empezar a dejar de lado esa ciudad, porque al caminar cada vereda en la hermosa Paraná, llena de machos, de hipocresía y de sinvergüenzas, voy tranquilo, sabiendo que puedo encontrarlas y saber que su abrazo fraterno a mi cuerpo sera lo primero que harán.
He recorrido ciudades enteras y a Paraná, mi querida Paraná(da) no le llegan ni a los tobillos. Nunca quise irme, porque siento que quedaron cosas para hacer, pero las circunstancias ameritaron mi exilio. No se preocupen, nada grave, pero si largo de explicar y no es motivo de esta carta.
Escribo, esto esforzando los cuatro dedos y medio de cada mano, por que es lo que me sale. Ya me conocen, es mi mejor despedida, así, de esta forma, ya saben que no soy bueno para los eventos de multitudes. Así, con el corazón, con mi mente a pleno, me salio escribirles esta carta.
De muchas de ustedes, tal vez me enamoré. Todas me gustaron. A casi todas las encare (nota para entendidas: "...palabras sosas que llaman encare")
Con ninguna tuve sexo.
Estas palabras no son solamente para agradecerles y decirles todo lo que las quiero sino también para que cuiden a sus hijxs, sigan amándolxs con total libertad como lo vienen haciendo. Quiero que se enamoren, que sean madres -o no eso corre por su cuenta-  a las que todavìa son tìas.
Pido de ser posible que jamás olviden cuando nos conocimos, , no por mi, sino sobre todo que no se olviden quien y como eran ustedes ese día. Ustedes saben que  no lo digo por soberbia, al contrario: la timidez ha sido mi fuerte, tal vez por eso, creo, tengo pocas amigas. No me fijo en cualquiera, siempre me costo hablar y hacer amigas...
De mi parte jamás voy a olvidar de nuestro primer día, y seguiré intentando acompañarlas en los acontecimientos de sus vidas, siempre deviniendo juntos ustedes y yo.
Ni hablar que me he mandado macanas. Igual ustedes, mis amigas, siempre estuvieron conmigo, a mi lado, incluso con sus retos, en desacuerdo y tirandome de las orejas.
Empece esta carta en la Estación Rosario Norte, esperando el tren yendo en búsqueda de mis sueños locos, a ver que pasa, tal vez el movimiento del tren me puso en esta sintonia, tal vez el vino mientras tipeo estas palabras, no se que pudo haber sido, solo se, que a ustedes las voy a extrañar.
Nada mas por ahora, las dejo, debo irme, pero siempre con la promesa de que estare con ustedes cada vex que ustedes y cada una de ustedes me necesiten. Las quiero.
JOAQUIN

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