Cruzo el charco mientras la humanidad se esconde
con la noche polar.
Recorro los bares buscando un pasado perdido,
entre humos y copas manchadas de sangre...
Rojas, demasiado rojas, salpican el papel,
cicatrizan y se vuelven hematomas.
Viajo a la Ciudad que me vio nacer. Allí donde surgieron las marcas, mis marcas.
Mi pasado incorporado:
el dedo corto,
el hueso salido de mi pecho,
las convulsiones de infancia.
¿Tendrá razón el narigón?
¿Rosario estuvo (siempre) cerca?
En dos semanas es mi aniversario
y sigo buscando
!intentando!
construir la senda que deje caminar a mi niño libremente.
¿Tengo que dejar las drogas... las malas o
tengo que vivir con ellas sin ocuparme del dinero?
Todo el químico consumido gastado que ayuda a mi cuerpo
podría haber sido un plazo fijo,
una cuenta corriente, un debajo del colchón de Martha,
para verlos, para arrancarme las dudas.
¿Será que inconscientemente elijo
la esquizofrenia por encima
de la amargura de este capitalismo
con inclusión social?
Soy camello,
soy león,
viajo sin ir a ningún lugar,
para descubrir al niño de Joaquín,
con los niños de Joaquín -o no-
eso ya no importa.
¿Sos Boludo? ¿No vez que todos y todas hacen fortunas con el Estado?
Los maldigo, los escupo,
me peleo,
por eso me prohíben la entrada a los bares.
Y mientras a mi me echan de todos lados,
hoy un borracho muere frío,
mientras el "Fútbol para Bobos" se transmite
una mamá llora a escondidas de su marido
porque su bebé siente que la escarcha
le cala los huesos arriba del carro.
Empiezo el final citando al Vasco:
"no se si me quedo o si me iré
ya me canse de mi barrio y mi casa".
Lo único que puedo decirles a ellas
a ellos, a mis enemigos
es que jamás les daré el placer de morirme.
A todas y a todos...SALUD!!!
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